Antiguamente, en Grecia, los helenos acudían al Sagrado Santuario De Delfos porque era el centro religioso más importante dedicado al Dios del Sol, la Lógica y la Razón; es decir, hablamos del Dios Apolo.
A los helenos les gustaba escuchar las profecías y premoniciones de las videntes de Apolo. A estas videntes las llamaban pitias o pitia, en singular.
El Oráculo de Delfos estaba protegidos por la pitia y el profeta, este último era un hombre. Si algún heleno quería consultar al Oráculo había que llevar al Dios Apolo una tarta hecha con miel y sacrificar una cabra, quemándola en la hoguera.
En la consulta, la pitia masticaba hojas de laurel y bebía de la fuente sagrada; así de esta forma la pitia entraba en trance o éxtasis y pronunciaba palabras y frases, en las cuales muchas de ellas no cobraban sentido y esa es la razón por la cual estaba el profeta, para poder traducir o interpretar lo que la pitia decía.
Hoy en día, del Sagrado Santuario de Delfos dedicado al Dios Apolo, se pueden visitar las ruinas que quedan.
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