Los espejos como técnica de adivinación

En Europa los primeros espejos que se hicieron con fines adivinatorios parece que se fabricaron en metales como el bronce y plata. Los humedecían con agua o aceite para favorecer la adivinación. Además estos espejos mantenían relación con los planetas y había que fabricarlos en momentos auspiciosos astrológicamente hablando.

Se utilizaban en un día concreto consultando sobre un tema específico, por ejemplo para averiguar información referente a figuras que ostentaban poder, se realizaba la consulta en domingo con el espejo del sol, hecho de oro; para interpretar sueños o ver si los deseos se cumplirían en un futuro, en lunes utilizando el espejo de luna, hecho en plata.

Para obtener respuesta a preguntas referidas a los negocios, se utilizaba en miércoles el espejo de Mercurio, un globo de vidrio lleno de dicho metal líquido.

Si se quería asesoramiento con respecto a conflictos o juicios, la consulta se realizaba en martes y se usaba el espejo de Marte hecho en hierro.

Con el espejo de Venus, compuesto de cobre, se trababan de averiguar cómo irían los temas de tipo sentimental en viernes.

El espejo de Saturno, elaborado de plomo se utilizaba los sábados para cuestiones que tuvieran que ver con descubrir secretos o encontrar objetos perdidos.

Para llevar a cabo la adivinación mediante espejos existen varios métodos, por ejemplo para averiguar la respuesta a una pregunta general que pueda ser respondida con un sí o un no concreto, formulamos la cuestión y se sumerge el espejo en agua tres veces, al sacarlo la tercera vez se observa el reflejo, si este es claro es un sí, si el reflejo está distorsionado la respuesta es un no. Otro método usado para conocer si un suceso que estamos esperando ocurrirá en el futuro, consiste en escribir la pregunta con un lápiz grasoso en el espejo y envolverlo varias veces con una tela, situándolo bajo nuestra almohada. Si al dormir soñamos con el suceso, es muy probable que ocurra, pero si no es así, no ocurrirá.