La ley del Karma hace referencia a la ley de causa y efecto,
de modo que cada acción nuestra tanto física, como verbal o mental serían
causas y lo que experimentamos serían los efectos.
Somos únicos y vivimos experiencias únicas en función de lo que
cada uno ha hecho en el pasado.
Cualquier acto bueno o malo que realizamos a lo largo de
nuestra vida tiene sus consecuencias, va quedando impreso en nuestra mente
hasta que se reúnen las condiciones necesarias para que salga a la luz. El mal
que realizamos lo tendremos que pagar así como recibiremos recompensa por los
actos buenos. Pueden transcurrir varias vidas desde que se realizan las
acciones hasta que se producen sus consecuencias.
Estamos en un mundo lleno de problemas, dificultades y
sufrimientos debido a las malas acciones realizadas en vidas pasadas. Karma y
reencarnación van unidos y nuestra vida presente, el yo que somos hoy es
generado por la suma de las anteriores vidas.
El Karma, por tanto, determina las condiciones bajo las que
la persona se reencarna y en las sucesivas vidas se va dando una evolución
espiritual desde nuestra naturaleza inferior a la superior o divina.
En la mayoría de las escuelas budistas se enseña que a
través de la meditación se puede alcanzar el nirvana, donde la existencia no
está condicionada por el karma para tratar de que las personas consigan la paz
y felicidad en la vida presente.
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